Los empresarios con la soga al cuello: la morosidad empresarial sube un 42% por la crisis
Nuevos signos de crisis en la economía española. La morosidad empresarial se disparó un 42% en el primer trimestre del año hasta situarse en los 350.000 millones de euros, lo que se traduce en el mayor repunte trimestral en 12 años. Así, la desaceleración de la recuperación y el adverso impacto de la inflación sobre las cuentas de las empresas siguen afectando negativamente a la evolución de la mora que amenaza la viabilidad del tejido productivo.
Así lo refleja el Indicador Sintético Cepyme de Morosidad Empresarial (ISME) que destaca que se ha producido un aumento tanto de las facturas con retraso de pago como de la ampliación de los períodos de pago en las empresas.
Así, la deuda comercial con retraso de pago alcanzó el 73,3% del total en el primer trimestre, 3,6 puntos más que en el trimestre anterior, hasta situarse en 348.992 millones de euros, un 42% más que en el mismo periodo del año anterior.
«Lejos de reducirse, la morosidad se mantiene en tasas muy elevadas e incluso aumenta y sigue siendo un grave problema para las empresas, que pone en riesgo su liquidez y compromete su viabilidad, en especial para las de menor dimensión. En este caso, las opciones para acceder a la financiación son más limitadas y esto hace más probable que los problemas de liquidez acaben degenerando en problemas de solvencia», avisa la organización empresarial.
Además, destaca que la demora en el pago de facturas incide especialmente en las empresas de menor tamaño, que tienen mayores dificultades de acceso al crédito y que sufren más especialmente la morosidad al tener más concentrada su base de clientes.
Tardan en pagar 83 días
Por su parte, el periodo medio de pago se elevó en el primer trimestre hasta una media de 83,9 días, frente a los 81,4 días del trimestre anterior y los 82,6 días del primer trimestre de 2021. Esto es, los proveedores venden en agosto y no cobran hasta finales de octubre.
«Las empresas no están transmitiendo la totalidad de las alzas de sus costes al cliente final y esto se traduce en una tesorería menguante, lo cual afecta a la capacidad de pago a los proveedores. De hecho, un número creciente de empresas reconoce este problema y está negociando con sus proveedores una ampliación de los plazos de pago. Esta situación explicaría el aumento del periodo medio de pago observado en el primer trimestre y hace que las previsiones a este respecto sean negativas», explica Cepyme.
Una deuda que tiene un doble coste para las empresas. Por un lado, en términos de dificultades de financiación para cubrir la demora en el pago y, por otro, en intereses de demora exigibles, que se estima para este período en 1.831 millones de euros, si tenemos en cuenta un retraso medio en el pago de 23,9 días y un tipo de interés legal de demora del 8%. Este coste supone un 50,5% más que en el mismo período del año anterior, cuando alcanzó los 1.217 millones de euros.